El objetivo del presente trabajo es estudiar las diferentes moradas en las que la poeta errante trata de refugiarse. La principal línea de investigación parte de los emblemas espaciales, pues la imposibilidad de alcanzarlos no detiene a Alejandra Pizarnik en su ardua búsqueda del centro, de un espacio de lucidez. Otras de las construcciones de amparo serán el lenguaje y el silencio. La concepción del poema como tierra prometida o espacio consagrado parece derrumbarse debido a la frustración ante la inexactitud de las palabras. Profundizaremos sobre dicho desencanto por la imprecisión del lenguaje y la consecuencia directa, el desequilibro psíquico que culmina con el fracaso y desconfianza del ejercicio poético. Una tercera posible morada es la que responde a sí misma, la propia Alejandra. La creación del personaje alejandrino le sirve de máscara y evasión de la vida. Analizaremos el proceso por el cual la ficción y lo autobiográfico se funden.