Esta tesis explora las relaciones entre ciencia y literatura. Desde tiempos remotos, estos campos del conocimiento se han beneficiado mutuamente. Esta colaboración ha sido posible ya que la ciencia y la literatura son “dos maneras valiosas y complementarias de acercarse a la realidad, de conocer el mundo” (Delibes de Castro). En el siglo XX, sin embargo, la comunicación entre las dos cosmovisiones se vio empañada por debates académicos que ensalzaban su ruptura. Charles Snow, en su influyente conferencia del año 1959, aboga por la falta de interdisciplinariedad entre las dos culturas, la científica y la humanista; las dos serían polos opuestos. Esta tesis doctoral propone el término ciencia-fusión, acuñado por Guillermo Cabrera Infante en el año 1999. Según el escritor cubano, este concepto se define como la “[f]usión de la ciencia con la historia, la política y la literatura para conformar eso que llamamos cultura” (cit. en Fonseca). La ciencia-fusión no tiene las restricciones de “la tercera cultura”, es decir, no hace referencia a una época determinada y no promulga la hegemonía de un campo en particular. Esta última característica es crucial, ya que la literatura tiene la capacidad, entre otras cosas, de servir como laboratorio de ideas científicas, enriqueciendo su relación con la ciencia. Este rasgo debería ser aceptado por las dos cosmovisiones o ser parte de un nuevo paradigma en el campo de la literatura y ciencia.